El error entre el pasado y el presente
Objetivo
En este artículo haremos algunas reflexiones entre pasado y presente para intentar entender cuál puede ser un modo diferente, quizá mejor respecto al pasado, de gestionar los errores de nuestros atletas pensando también en nuestras experiencias vividas |
Gestionar correctamente un error cometido por un jugador de nuestro equipo es fundamental. No sólo porque permite un mejor aprendizaje, sino sobretodo porque tiene implicación sobre la parte emotiva y psicológica. Un chico que realiza un error necesita en ese momento entender: entender dónde se ha equivocado, entender qué tiene que modificar, por ejemplo, en su gesto técnico para que resulte eficaz, entender que es normal cometer errores, entender que fallar no es fracasar como persona y no significa que no lo conseguirá nunca, entender que a través del esfuerzo y la perseverancia se puede conseguir, que tiene todo lo necesario para conseguirlo, que todos lo hemos pasado. El jugador, como todo el mundo, necesita sentirse apoyado emotivamente, necesita sentirse que ponemos nuestra confianza en él, que contamos con él, que creemos en sus cualidades.
Muchas veces oigo decir ''eh... cuando yo jugaba si fallabas... te gritaban y reñían, !y nunca se ha muerto nadie!''. Cuando se continuaba a fallando nos podía caer alguna colleja, algún objeto volador si estábamos en clase o el Míster nos daba el balón con particular fuerza; se podía oir algún insulto más o menos fuerte para espabilarnos, como si a uno le gustara fallar...
Aunque antes se hiciera de este modo, no significa que aún se deba hacer. Creo que funcionará en la superficie, pero que ciertos métodos educativos dejarían heridas profundas en el plano emotivo y psicológico (quizá ese es el motivo por el cual algunos recuerdos permanecen durante mucho tiempo en nuestra memoria).
Los tiempos han cambiado, esto es una realidad. No quiero valorar si esto ha sido un buen o un mal método. Lo cierto es que, si queremos ser productivos y eficaces con nuestros jugadores tenemos el deber de comportarnos y relacionarnos con ellos. Detrás de un gesto técnico o una elección táctica, hay una persona que tiene que ser respetada y ayudada de manera que entienda, aprenda y crezca.
Ciertamente, sobre todo al principio, es útil tranquilizar a los jóvenes atletas normalizándolos. Significa decirles que todas las personas de vez en cuando se equivocan, es normal, es inevitable en cuanto que somos seres humanos, y es aún más importante hacerlo en la fase evolutiva y en las fases de aprendizaje. El entrenamiento está hecho para esto, para aprender habilidades e implementar capacidades que si no fueran correctamente estimuladas y direccionadas probablemente no emergerían. A veces el entrenador se olvida de esta normalidad y termina por enfadarse fácilmente delante de un error.
Así como se olvida de cuántos errores él mismo comete y cometía. Entonce es muy importante en este tema preguntarse: “¿Cómo me gustaría que me corrigieran? ¿Qué me ayudaría? ¿Qué esperaría de mi entrenador, que tendría que estar ahí para mi? ¿Qué palabras me harían reaccionar positivamente? ¿Qué palabras me ayudarían a concentrarme para trabajar y mejorar algún concepto? Y por el contrario, ¿Qué me haría sentir mal?” …
Reflexionar sobre preguntas de este tipo, con calma y sobre todo antes de ir al campo, da una indicación máxima sobre qué es lo más útil que podemos decir a nuestros jugadores de manera que el error sea solo un error y no una persona equivocada. Si queremos llegar a ellos debemos empezar desde nosotros mismos.